23 ago 2012

La disyuntiva.

El Ying o el Yang. Frío o el calor. Negro o blanco. Subir o bajar. Más claro agua. 
Hace tiempo ya, oteo con delicadeza dicha disyuntiva y se me viene a la cabeza varias formar de contraatacarla, de solucionarla e incluso (como método de escape y huida) de evitarla. 
Hace tiempo ya que la mala hierba creció en el florecido jardín y ahí está. Ahí sigue, como si nada, esperando. Mirando al jardinero... Oh! Él será el que aplique el decisivo corte. Y ya veremos que renace en ese lugar. 
La disyuntiva, muy hija de perra ella, se queda mirándote fijamente. Quiere que se reaccione ante ella. Ella siempre esperará algo por parte del enemigo. Ella nunca se desvanecerá... En cambio, el cúmulo de oportunidades que dan pie a tal disyuntiva van a variar.
El orden de las oportunidades no altera lo esencial. Pero quizás sea la oportunidad lo verdaderamente esencial. 
Es ahí donde está la miga del asunto. ¿Consejo? 
Muy señor mío, cálcese las botas y prepárese. Y ante la disyuntiva muestre la conjunción. ¿Por qué elegir? Sea egoísta por una vez y ante el "o" respondo con un "y".


A.Ayala

9 ago 2012

La inspiración

Dichosa ninfa de la mente. Siempre tiene una cita con el yo y siempre llega, a veces mas tarde otras mas temprano. Pero llega que es lo importante.
Acaba de venir a visitarme. Esta tarde, entre redes sociales, tweets y whatsapp, a llegado sin esperarla. Y derrepente se ha encendido la bombilla de la creación, el entusiaso por que te guste que lo que has escribes ha florecido y he cogido el bloc de notas. Cuatro ideas... Sueltas... Con algún que otro dibujo. Ahora es el momento que la ninfa deja paso al artesano. Deja paso al ingeniero que da vida a la idea aportada por ese personaje del universo mental.
Muy señor mío. Le ruego que me pase la tinta, la pluma y el papiro. Pues las frases salen solas y ante la fragilidad de lo sonoro debo de dejar constancia de ello.

A.Ayala

5 ago 2012

Pensamiento Nº1

Aire, tierra y agua. ¿Para qué más?
En verdad todo tiene sustento en estos cimientos de la vida y no terminan, transcienden al reloj de arena. Inmortales, incorruptibles y mágicos.
¿Necesarios? Quizás.
Sentado allí, al son de una bagad, admirando con esplendor la bella obra de arte que el planeta me depara, a mí y a todos. Y que muestra sin vacilación, sin vergüenza y de forma caritativa.
Al son de pentagramas que el aire arrastra, sumerge en el agua y los hace chocar contra la roca. Exprimidor de sonidos, el aire... Un feadóg, que pone hilo musical a esa estampa... Retraeros a ese lugar, descansad y admirad... Pues a veces, quien se para a pensar las cosas, quien de verdad las medita sale victorioso.
Asi que muy señores míos, meditemos pues. Al son de viejas músicas, gritos ancestrales... Y que el destino nos guíe. 

A.Ayala


El Momento

Y llegado a este punto, en este mismísimo momento, me pregunto ¿Para qué tanto pensar y volver a pensar, meditación y reflexión? Patrañas.
¿Llega el momento de la renacimiento? Quizás sí o quizás no. En verdad era algo esperado... Más tarde que pronto me lo esperaba. De alguna forma el hecho solo hace confirmar las previsiones. Y se abre ante mí un ramal de canales, con diferentes sentidos y direcciones, pero todas me dan una salida más o menos buena ante la tormenta que me persigue. 
Lo peor es la indecisión. ¡Maldita sea! 
Y ante la indecisión solo una cosa que hacer, cerrar los ojos y transportarse a ese lugar, adornado con esa música y ese viento en la cara. 

A.Ayala