17 may 2015

Amanecer

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Aún era de noche... La ciudad, en los brazos de Morfeo, dormía apaciblemente mientras yo corría desesperadamente por oscuros callejones, como si huyese de alguien. 
Mis pisadas sobre el asfalto hacían vibrar los charcos que quedaban de la tormenta del día anterior. El reflejo nocturno de la urbe se difuminaba a mi paso. 

Mi respiración se aceleraba. Cruzaba avenidas sin pensar lo más mínimo en mirar a ambos lados. Necesitaba avanzar rápido. Necesitaba salir de ese laberinto. 
El tiempo iba en mi contra, el cansancio podía conmigo...
Miraba hacia adelante y el camino a recorrer parecía alargarse por segundos. Finalmente dejé atrás ese laberinto de hormigón y encontré una salida.

Había salido de aquel lugar. El asfalto dio paso al barro. Notaba al aire correr libremente y acariciar sutilmente la copas de los árboles. 
El plan había salido a la perfección, di las últimas zancadas exhalando el último aire que quedaba dentro de mí y caí...
Aturdido, levanté la mirada al frente y ahí estaba... tan bello como esperaba.
Llegué justo para verlo, para admirarlo. Justo para el amanecer. 
 





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